En tiempos de engaños y mentiras a todos los niveles, engaños políticos (donde dije "digo", digo "Diego") y engaños económicos que nos han traído a este lodazal en que nos encontramos, hoy vamos a centrarnos en los engaños en el arte: que nadie crea que el arte se ha mantenido alguna vez ajeno a la mentira. Ya de por sí, la pintura, valiente imitadora de la realidad, especialmente desde los tiempos del Renacimiento hasta la pintura contemporánea, ha sido y es un instrumento perfecto de engaño. Su objetivo casi siempre consistió en un teórico " imposible": traducir la realidad tridimensional a una superficie de tan sólo dos dimensiones. Únicamente el arte más contemporáneo desde las vanguardias del siglo XX, y no digamos ya el arte abstracto, desprovisto de toda conexión con la realidad visible, supieron liberarse de tal esclavitud.
Cuando el objetivo de esta mentira fundamental se eleva a la enésima potencia, y el espectador llega a confundir realmente la realidad con el objeto pintado, ¡cuidado!, nos encontramos entonces ante el mayor de los engaños: EL TRAMPANTOJO.
El trampantojo (o «trampa al ojo», también llamado trompe-l'œil, expresión francesa que significa «engaña al ojo») es una técnica normalmente pictórica que intenta engañar a la vista del espectador jugueteando con la perspectiva y otros efectos ópticos. Suelen ser pinturas murales extremadamente realistas o hiperrealistas creadas deliberadamente para ofrecer una visión falsa.
Algunos los clasifican en trampantojos interiores (que representan muebles, ventanas, puertas o escenas más complejas, como en las antiguas pinturas romanas, conservadas en Pompeya y Herculano; o en las bóvedas y cúpulas de las iglesias barrocas, como las pintadas por el padre Pozzo, o más tarde por Goya en la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid) y trampantojos exteriores, en muros de edificios (como sucede hoy en los paneles que tapan las obras rehabilitación de algunas edificaciones, imitando el futuro resultado de las obras).
Pinturas de Herculano
Frescos de Pozzo en Il Gesù de Roma
Trampantojo del Callejón de San Francisco en Valladolid
Correcciones ópticas del Partenón de Fidias.
Escalera de la biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel.
Escalera Regia del Vaticano de Bernini.
Galería del Palacio Spada en Roma de Borromini. Dibujo que muestra
las correcciones ópticas a fin de exagerar la perpectiva y simular un espacio mayor al real.
Para lograr la belleza perfecta, para imitar la realidad, para alcanzar el cielo, para ampliar espacios, para embellecer las ciudades, para provocar al espectador..., los trampantojos nos rodean mostrándonos otra realidad paralela posible.
Si quieres ser engañado y jugar con la pintura y la arquitectura, bienvenido al arte: sitúate en el ángulo adecuado, y serás oportunamente engañado por el efecto de la anamorfosis y los trampantojos.
1 comentario:
me gusta tu blog!!
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